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Reduciendo la Realidad a lo Físico

Stephen Hawking, uno de los físicos más reconocidos y celebrados del siglo XXI, creía que el universo podía entenderse mediante un único marco unificador, y que ese marco era, según él, el lente de la física. Su obra, particularmente popularizada a través de su libro Una breve historia del tiempo, nos presenta un cosmos gobernado por leyes físicas discernibles (a menudo formuladas en términos matemáticos). La defensa de un marco teórico unificado para explicar todos los fenómenos —es decir, todo lo que ocurre en la realidad— no es exclusiva del trabajo de Hawking. De hecho, ha sido una búsqueda constante en la física teórica, conocida como la “teoría del todo”. Como escribe Hawking:

El objetivo final de la ciencia es proporcionar una sola teoría que describa todo el universo. Sin embargo, el enfoque que la mayoría de los científicos realmente sigue es dividir el problema en dos partes. Primero, están las leyes que nos dicen cómo cambia el universo con el tiempo. (Si sabemos cómo es el universo en un momento dado, estas leyes físicas nos dirán cómo será en cualquier momento posterior). Segundo, está la cuestión del estado inicial del universo. Algunas personas sienten que la ciencia debería ocuparse solo de la primera parte; consideran que la cuestión de la situación inicial es asunto de la metafísica o de la religión.[1]

Sin embargo, lo que Hawking descubriría hacia el final de su vida fue que la realidad no podía reducirse a lo físico. Se vio obligado a enfrentar varios desafíos filosóficos, especialmente las implicaciones del teorema de incompletitud de Gödel. ¿Existe un marco unificador desde el cual podamos entender la realidad? La respuesta es sí, pero no se encuentra en la reducción de la realidad al aspecto aritmético, o al aspecto físico (la física), o a cualquier otro aspecto, en realidad. El filósofo y erudito neerlandés Herman Dooyeweerd desarrolló un marco filosófico orientado y guiado por la Escritura a través del cual podemos entender la realidad, expresado y articulado en su escala modal, o las quince esferas de ley. Volveremos a ello más adelante, pero retomando el caso de Hawking, hasta donde sabemos, nunca conoció la Filosofía de la Idea de la Ley de Dooyeweerd, y aunque tenía la idea correcta de un marco unificador para comprender la realidad, fue en la dirección equivocada.

El Universo Físico de Hawking

La carrera temprana de Hawking estuvo marcada por contribuciones revolucionarias a nuestra comprensión de los agujeros negros y los límites del espacio-tiempo, todo profundamente arraigado en teoremas físicos complejos. Su creencia en una “teoría del todo” se basaba fundamentalmente en la convicción de que el universo opera sobre principios físicos que los seres humanos pueden descubrir y comprender. Esta noción, aunque aparentemente abstracta, se basa en los éxitos empíricos de la física al explicar fenómenos desde la escala subatómica hasta la cosmológica.

Podría decirse que en el centro de la filosofía científica de Hawking estaba la búsqueda de una teoría unificada, un solo marco capaz de explicar cada aspecto del universo. Esta ambición, compartida por otros físicos, nace del deseo de reconciliar las aparentes contradicciones entre la mecánica cuántica y la relatividad general. El enfoque de Hawking ante este problema fue fundamentalmente físico, postulando que un modelo teórico completo podría alcanzarse mediante un formalismo físico riguroso.

El punto de inflexión en la postura filosófica de Hawking sobre la física y la realidad surgió, sin embargo, como resultado de su reflexión sobre el teorema de incompletitud de Gödel.[2] Este teorema afirma que dentro de cualquier sistema suficientemente complejo, existen proposiciones que, aunque verdaderas, no pueden ser demostradas dentro de los propios axiomas del sistema. Esta realización llevó a Hawking a reconsiderar el potencial de la física para ofrecer una descripción completa y autosuficiente del universo, reconociendo las limitaciones inherentes de un marco físico unificador para comprender la realidad.

La Escala Modal

Como mencioné antes, Hawking tenía la idea correcta, pero fue en la dirección equivocada. Podríamos decir que fue en una dirección apóstata, buscando el significado del universo en la creación misma en lugar de en su Creador. Dooyeweerd reconocía esta dinámica del corazón humano: mientras el hombre permanezca en su pecado, no puede evitar absolutizar y por tanto idolatrar algún aspecto de la creación. La caída del hombre en pecado lo asegura, y como articula en su obra magna, el conjunto multivolumen Una Nueva Crítica del Pensamiento Teórico, no existe ninguna esfera intelectual (ni de la vida misma) donde uno pueda ser religiosamente “neutral”. Hawking, como muchos hombres brillantes de nuestra época, creía que las ciencias —la “razón”— podían ser independientes de Dios y de Su ley, lo que Dooyeweerd llamaba la autonomía de la razón, pero el hombre es un ser religioso, orientado ya sea en adoración a Dios o a la creación. Por tanto, no puede existir pensamiento teórico no religioso; todo pensamiento teórico se construye sobre presuposiciones religiosas. Al descubrir esto, Dooyeweerd afirmó que el único punto de partida posible para desarrollar una comprensión correcta y verdadera de la realidad debía ser calvinista.[3] Como parte de su desarrollo y articulación de una filosofía cristiana distintiva, Dooyeweerd propuso la escala modal. Véase imagen abajo.

La escala modal de Dooyeweerd postula que la realidad está compuesta por una serie de aspectos distintos pero interrelacionados, cada uno representando un tipo fundamental de ley o norma. Estos aspectos no son meramente diferentes categorías de experiencia o conocimiento humano, sino que reflejan la estructura intrínseca del cosmos. Cada aspecto ofrece una perspectiva única sobre entidades y eventos, contribuyendo a una comprensión integral de la realidad. Aquí no hay suficiente espacio para exponer en detalle la escala modal de Dooyeweerd, pero a continuación se presentan cinco características clave de los aspectos modales:

      1. Multiplicidad de aspectos: Dooyeweerd identificó quince aspectos modales, que van desde el numérico y espacial hasta el ético y el pístico (relacionado con la fe). Cada aspecto está caracterizado por su propio conjunto de leyes y normas que gobiernan las entidades y eventos que funcionan dentro de ese aspecto.
      1. Irreductibilidad: Cada aspecto modal es irreductible a los demás, lo que significa que las leyes que gobiernan un aspecto no pueden explicarse completamente por las leyes de otro. Por ejemplo, las leyes biológicas de la vida no pueden reducirse ni explicarse completamente por las leyes físicas de la materia y la energía. Lo mismo ocurre con las leyes físicas, que no pueden reducirse a las cinemáticas, ni estas a las geométricas, ni las geométricas a las aritméticas.
      2. Coherencia: A pesar de su irreductibilidad, los aspectos no están aislados; exhiben un orden coherente y están interrelacionados. Cada aspecto presupone a los anteriores y proporciona fundamento a los que le siguen. Esta coherencia inter-aspectual asegura que la realidad es un todo interconectado y no un conjunto de partes inconexas.
      1. Soberanía de esfera: Dooyeweerd enfatizó el concepto de “soberanía de esfera”, que afirma que cada aspecto tiene su propia jurisdicción y soberanía inherentes. Esto significa que las normas y principios de un aspecto no pueden imponerse arbitrariamente sobre otro.
      1. Relaciones analógicas: Los aspectos están relacionados entre sí mediante relaciones analógicas, donde un aspecto puede tener un ‘eco’ o una ‘reflexión’ en otro. Este concepto ayuda a explicar cómo los distintos aspectos de la realidad pueden interactuar e influenciarse mutuamente.

Conclusión

Volviendo al intento de Hawking de reducir la realidad a lo físico, su legado en la física teórica está marcado por su profunda creencia en el poder de la física para revelar los secretos del universo. Según el académico Adolfo García de la Sienra, para Hawking, las leyes físicas eran esencialmente divinas, eran el Origen que dio existencia al universo. Sin embargo, el trayecto intelectual de Hawking refleja un desarrollo matizado, desde una fe inquebrantable en una “teoría del todo” física hasta el reconocimiento de las limitaciones filosóficas y prácticas que impiden que tal marco físico siquiera exista. Como Hawking declaró: “Algunas personas se sentirán muy decepcionadas si no existe una teoría definitiva que pueda formularse como un número finito de principios. Yo solía estar en ese campo, pero he cambiado de opinión.”[4]

Hawking, aunque incrédulo, contribuyó significativamente al campo de las matemáticas y la física, pero su incredulidad en el Dios de la Escritura determinó desde el principio que su búsqueda de una “teoría del todo” sería en vano. Dooyeweerd entendió correctamente que, para comprender la complejidad de la realidad, uno debe tener una comprensión adecuada de lo que es la realidad: la creación de Dios. Y que tal creación solo puede interpretarse correctamente mediante la revelación autoritativa e inspirada de Dios, debido a la influencia corruptora de la caída en el pecado, y que sobre esa base puede desarrollarse un marco filosófico fiel y unificador para entender el significado, la estructura y la función de la realidad.

Desde una perspectiva dooyeweerdiana, una teoría puramente física o matemática, como la que Hawking una vez persiguió, no podría jamás dar cuenta de toda la profundidad y diversidad de la realidad. Por eso se desarrollaron, o mejor dicho, se descubrieron, las escalas modales, como un marco filosófico que sugiere que la realidad es inherentemente multi-aspectual, y que lo que unifica todos estos aspectos es que son esferas de ley fundamentales, y estas leyes son en última instancia la voluntad expresada de Dios para la creación. De esta vena de pensamiento es de donde la filosofía de Dooyeweerd recibe el nombre de “Filosofía de la Idea de la Ley”.

En términos sencillos, la realidad no puede reducirse a un solo aspecto, como Hawking intentó hacer, y sin embargo, los hombres siguen intentándolo, porque bajo los efectos noéticos de la caída, no pueden evitar absolutizar (y por tanto idolatrar) algún aspecto de la creación de Dios, en lugar de volverse al Único que creó los cielos y la tierra y en quien todas las cosas subsisten (Rom. 1:18–25; Col. 1:17).


[1] Stephen Hawking, Una breve historia del tiempo (Nueva York, NY.: Bantam Books, 1988), Loc. 240, edición Kindle.

[2] Alex Bellos, “¿Puedes resolverlo? El teorema de incompletitud de Gödel”, The Guardian. Consultado el 5 de febrero de 2024, https://www.theguardian.com/science/2022/jan/10/can-you-solve-it-godels-incompleteness-theorem

[3] La elección de Dooyeweerd de un punto de partida calvinista fue impulsada por su deseo de construir un sistema filosófico integral profundamente cristiano, que reflejara la soberanía de Dios sobre todos los aspectos de la vida y la realidad, al tiempo que abordara las complejidades y diversidades del orden creado. Véase H. Dooyeweerd, Una nueva crítica del pensamiento teórico, vol. 1 (Ámsterdam y Filadelfia, 1953), 515.

[4] Stephen Hawking, “Gödel y el fin del universo”, Internet Archive: The Way Back Machine. Consultado el 5 de febrero de 2024, https://web.archive.org/web/20200529232552/http://www.hawking.org.uk/godel-and-the-end-of-physics.html