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La apologética y la iglesia latinoamericana (1/3): Llegó nuestro momento

¡Vivimos en tiempos emocionantes en la historia de la iglesia! Pero decir eso no significa que hubo tiempos menos emocionantes.

Con frecuencia, se escucha hablar de la historia eclesiástica que parece ilustrarse como una montaña rusa donde hay subidas y bajadas.

Quizás debamos considerar la historia de la iglesia más como tiempos en los cuales el foco estaba más prendido en ciertas regiones que en otras. En el transcurso del tiempo, Dios ha movido las secciones más intensificadas del foco de un área a la otra del planeta.

Así que, el decir que estamos viviendo en tiempos bastante emocionantes en la historia de la iglesia no es arbitrario sino relativo al contexto del mundo hispanoparlante.

Un momento único hasta ahora

América Latina nunca ha visto tanto movimiento de la iglesia de Cristo. No solo vemos un despertar a un evangelio bíblico, sino que los latinoamericanos lo están llevando a los fines del mundo.

No creo que este punto sea debatible, especialmente para los que viajan mucho. Como ejemplo, acabo de llegar de un ciclo de conferencias en Inglaterra, Francia y el País Vasco en el norte de España. Del total de 8 conferencias, el 90% de los asistentes fueron latinos, incluso en España.

No solo eso, sino que trabajamos con jóvenes latinoamericanos de segunda generación que se preparan con una carga por sus compatriotas de sus países de nacimiento, para llevar un evangelio puro a ellos.

Se puede resumir este punto al considerar la vasta cantidad de cristianos en América Latina y los grupos de ellos que están llevando el evangelio a países que tradicionalmente no son hispanohablantes.

Actualmente hay emisoras de radio cristiano en español y predicadores hispanos en países de otras culturas y lenguajes, como Suiza, Australia, Alemania, los Estado Unidos, entre otros. El potencial para impactar el mundo con el evangelio es más de lo que muchos estiman.

No es exageración concluir que el balón está en la cancha de los latinoamericanos[1]. Esta observación no es razón para jactancia, sino de exhortación para tener mentes sobrias y corazones fortalecidos.

Cada uno de los redimidos no solamente es una influencia en la iglesia, sino que todos dejaremos un impacto que permanecerá mucho después de que partamos de este mundo.

No obstante, con el crecimiento, vienen también todos los desafíos. La iglesia está compuesta y rodeada de seres humanos. Y los seres humanos somos tercos y rebeldes. No hay crecimiento suave ni fácil. Por ende, hay ministerios de apologética (defensa de la fe) para los que están dentro y fuera de la iglesia.

Se requiere buena apologética frente al sincretismo

En este momento tan crucial, se necesita apologética fuera de la iglesia en la proclamación del evangelio, respondiendo a las preguntas que distraen a los incrédulos de un vistazo directo y claro del evangelio.

También se necesita apologética dentro de la iglesia para crecer en el conocimiento de la gloria de Cristo, fomentando cimientos en la fe y así evitar el sincretismo.

¿Qué es realmente el sincretismo? Es un intento de colocar el fruto de una cosmovisión por encima del fundamento de otra, o es el intento de mezclar dos religiones en su práctica y filosofía.

El sincretismo en la iglesia es simplemente el producto de una fe con confusión respecto a cuál es su fundamento y cuáles son sus muros sistemáticos que proceden de él.

La fe no puede flotar en el aire para siempre, y como un globo que pierde su helio, aterriza sobre un cimiento en obediencia a las leyes de la gravedad. De manera parecida, también nosotros aterrizaremos sobre un fundamento, sean las Escrituras, u otro.

Aunque una fe salvífica no existe fuera de cimientos bíblicos (el evangelio se basa en las Escrituras), esa conexión tiene que crecer en el discipulado.

El sincretismo puede infiltrar la fe de un creyente hasta un punto (todos pecamos aquí de una manera u otra). Pero también existe el peligro de creer uno que es salvo fuera de un entendimiento bíblico del evangelio.

Por tanto, el evangelismo y el discipulado tienen que estar saturados de buena apologética para que el creyente pueda aterrizar y permanecer en las Escrituras.


[1] Digo que el balón está en la cancha de los latinoamericanos en el sentido del plan soberano de Dios en la historia, no respecto la responsabilidad del individuo, puesto que todo cristiano es responsable por la gran comisión y sus respectivas implicaciones, sin importar cual nacionalidad tenga o tiempo en que vive.