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La Supremacía de la Misericordia

Mas id, y aprended lo que significa: “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO”; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores (Mateo 9:13, LBLA).

El diccionario define la palabra misericordia de la siguiente manera: “Inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos ajenos”. La religión sin misericordia es una maldición. Esto lo hemos visto a través de la historia de la humanidad, y todavía lo observamos hoy. Cada día los medios nos dicen lo que los fanáticos religiosos están haciendo en alguna parte del mundo en nombre de sus dioses. Estos fanáticos no tienen, ni se muestran compasivos ante las miserias y sufrimientos ajenos, el objetivo de ellos es destruir y matar a los que no creen en lo que ellos proclaman. En cierta forma, se parecen a los fariseos del tiempo de Jesús: conocían de memoria las Sagradas Escrituras pero desconocían su verdadero significado, aunque eran líderes religiosos, tanto ellos como las multitudes andaban “como ovejas sin pastor”. El desagrado de los fariseos crecía cuando veían a Jesús que, lleno de misericordia, se acercaba a los pecadores, y por eso dijeron:

“¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?”

Pero fue precisamente la extrema necesidad espiritual de los pobres y miserables pecadores lo que trajo a Jesús de la pureza de los cielos a la impureza de la tierra. Para Dios, el pecado es la enfermedad del alma que deforma, corrompe, debilita, ciega, desgasta, pierde y mata, ¡pero gracias a Dios que envío a Jesús para salvarnos y sanarnos del pecado! En efecto, JESÚS es el Médico Divino. En realidad, todos estamos enfermos y lo necesitamos a Él.

Pues bien, para los cristianos nacidos de nuevo, Jesús, es la Misericordia de Dios morando en nuestros corazones. Por eso, se nos ordena que seamos misericordiosos como Él es. Nosotros amamos lo que Jesús amó y por eso, debemos amar a los pecadores y buscarlos para llevarles el mensaje, estén donde estén. Ciertamente, la persona misericordiosa siente compasión hacia los pobres y heridos; e solidaria con ellos, se identifica con sus sentimientos. Gracias al Señor por la existencia de organizaciones cristianas que hoy en día unen sus esfuerzos para aliviar las necesidades espirituales y materiales de los habitantes de un mundo en crisis, éstas nos revelan que los seguidores de Jesús no se quedan en el nivel de sentimientos nada más, sino que, también, extienden las manos en su nombre, por la supremacía de la Misericordia morando en ellos. Dios tiene una sola respuesta al problema del ser humano: JESÚS.