El Matrimonio: Su Institución, Caída y Restauración
¿Cómo entendemos el matrimonio a la luz del relato de la creación en Génesis? ¿Cómo contrasta con lo que vemos en el mundo? ¿Cual es el fundamento para el significado del matrimonio?
¿Cómo entendemos el matrimonio a la luz del relato de la creación en Génesis? ¿Cómo contrasta con lo que vemos en el mundo? ¿Cual es el fundamento para el significado del matrimonio?
¿Cómo preparamos a nuestros hijos para la sexualización de nuestra cultura? ¿Cómo podemos guiarlos lejos de sus peligros y hacia la verdad de Dios?
La equidad es un principio de la ley natural que se formula así: haz a otro como quieras que te hagan a ti. Calvino puso la equidad como el fundamento de la elaboración de leyes para el gobierno del Estado y sostuvo que la Ley Mosaica es un formulación específica de la ley natural, para el pueblo de Israel.
No es fácil criar hijos en nuestro mundo caído, pero eso no anula nuestra responsabilidad ante Dios. ¿Cómo podemos criar a nuestros hijos bíblicamente y no ceder terreno a las normas de nuestra cultura caída?
¿Cómo entienden la afirmación de Jesús de ser el camino, la verdad y la vida? ¿Qué pasa con las otras cosmovisiones religiosas? ¿Por qué nuestra verdad es la única verdad? Steven R. Martins se sumerge en la apologética presuposicional para responder a estas preguntas.
¿Por qué debe ser el matrimonio fundamental para nuestra comprensión de la realidad? ¿Por qué no tenemos derecho a redefinir el matrimonio? ¿Y cómo debemos entender bíblicamente la institución del matrimonio?
En nuestros tiempos actuales se ha hablado mucho de la “masculinidad tóxica”, pero ¿qué es la masculinidad? ¿Qué dice la Biblia acerca de la masculinidad? Encontraremos que su respuesta es diferente a la del mundo.
Con la forma en que opera nuestro mundo, bajo la influencia de la caída, nos quedamos preguntándonos qué es la verdadera feminidad. Pero la Palabra de Dios trae claridad y nos proporciona la única interpretación verdadera de la feminidad creacional.
Todo el cielo se regocija por un pecador que se arrepiente. No dejemos hoy al cielo, sin gozo.
La verdadera esperanza es confiar que lo que Dios me promete en Su Palabra, lo cumplirá.